Las etapas de crecimiento durante los juicios familiares se van muy rápido. Innumerables son los casos de vidas judicializadas, hechos que generan inconformidades entre familias y autoridades familiares, desbordando calles. Años son los días perdidos, dejando de convivir con los hijos e hijas, es trágico. Fuera de juzgado es obsesión recuperar el tiempo perdido, no se puede.
Circunstancia que empaña con velos de obscuridad, que llevan a depresión, a tristeza y a perder la objetividad o sano juicio de la realidad de padres y madres.
Observo cotidianamente desfase en entender las etapas naturales del desarrollo de las niñas, niños y adolescentes, con la hipersensibilidad post juicios.
Es un hecho quienes pasan por juicios de alto conflicto en Tribunales Familiares, tienen un desgaste adicional de amplio espectro.
Añadimos falta de apoyo psicoterapéutico, terapias inconclusas, enfermedades, desgaste cotidiano de la existencia, falta de deporte, carencias económicas. Lo más importante “pérdida del sentido de vida”, a la que Víctor Frankl, le dedico horas para salvar gente en los campos de concentración. Sin ayuda, la problemática como mala hierba tiende a florecer, la contención adulta es imperativa para el papá y la mamá, serán mejores personas y darán más.
Por su parte la paido psicología y paido psiquiatría ya se concentran en las etapas de desarrollo de niñas, niños y adolescentes, para apoyarlos y más post juicios. Cada etapa del desarrollo tiene características; hay que distinguir su conducta y preguntarse, es consecuencia de un juicio o su conducta se trata de la etapa de desarrollo en la que están, genera angustia sí y se trabaja individualmente.
El derecho mexicano define menor o mayor de edad a partir de 18 años. Para el Sistema Judicial, su personal y para abogados, de la mayoría de edad o no, dependerán patria potestad, guarda y custodia, alimentos, etcétera. En la practicidad de la vida cotidiana en los hogares nos limitamos a cubrir necesidades de bebes, niño o niña y adolescentes.
Para hombres y mujeres, especialmente para varones, es diferente, cuando la vida ha estado judicializada o continúa en centros de convivencia o pequeñas convivencias cada quince días. Todo es detonante de distanciamiento. Vivir el hoy es un arte. Es tortura cargar recuerdos de tribunales. Vivir el presente implica un entrenamiento, un querer el desarrollo personal, un disfrute, un goce, una liberación, no hay ayer, no hay mañana, hay hoy.
Una persona con dominio de sí misma es impensable que vaya a dar a tribunales, pensemos con perspectiva, sí paso por los tribunales exige este entrenamiento.
Las etapas de crecimiento de niñas, niños y adolescentes en juicios familiares son mucho más que sobrevivencia, para nosotros los adultos se trata de conocerlas y acompañarles.
La revolución en las sociedades de mirar con ojos de derechos humanos y respetarles como sujetos de derecho es obligado, nuestros hijos son inspiración.
Mtra. Rocío Medrano
Especialista en Derecho Familiar
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