Ni Guerra Rosa, ni Fuego Amigo entre mujeres

Ni Guerra Rosa, ni Fuego Amigo entre mujeres

Dice el refrán popular: “Juntas ni difuntas”. Hoy o nos aliamos o nos morimos.

Guerra Rosa. Un artículo de Rocío Medrano para 1000Pelotasparati.org

Escribía y me dejó pensando el artículo anterior: “Enfrentamos tremendo choque cultural entre mujeres”,(sic) parezco traicionera a mi género femenino, no lo soy.

Continúa la nota: “la abuela dice te toca cuidar hijas e hijos, la madre dice voy a un foro”, así en la misma sangre. Prosigo: “la tía no quiere casarse, la otra no quiere hijos”, si son elecciones de vida yo no lo veo mal; no más matrimonios forzados, ni niños maltratados.

Yo sigo en la búsqueda de pistas para el bienestar de las niñas, niños  y adolescentes. Adelanto urgen puentes de respeto generacionales. Líneas vitales las del armonía entre quienes llevan la batuta y tejen los hilos en las familias en México, “las mujeres”, dejemos de simular. Enfrentamos  evolución sin precedente en las familias, menudo problema el de no comunicar estrategias de aprendizaje en la vida. 

No sé a las demás mujeres como las hayan educado, pero sí sé cómo me educó mi padre y también mi madre. El tuvo a bien hablarme de mi fuerza, de mi inteligencia y de la mesura y equilibrio que eran recomendables conocer y manejar en ésta sociedad. Mi madre me enseñó el mayor tesoro que hay en mi vida, disciplina férrea y amor al arte, a las letras a la poesía, al lenguaje.

Mis abuelas nacidas a principios del siglo XIX, adelantadas a su época, una dominaba 3 idiomas, la otra maestra, mi madre y mi padre en la educación y cultura encontraron progreso. El punto del desencuentro llegó cuando no en todas las familias mexicanas se enseña lo mismo y los choques culturales pululan por doquier.

Hay quienes se quejan de los varones por misóginos y poco solidarios, en mi caso ha sido distinto. Las misóginas han sido las jefas mujeres fuera de casa.

La envidia, la crítica vino de mujeres, la llamo “la guerra rosa”, mientras en nosotras no haya sororidad, encuentro y armonía, de sobra sé jalamos hasta romper y rasgar. Poco ayuda la mujer que te critica desde la voz y el color de los ojos, se llama discriminación. No suma la mujer que te tilda de hiperactiva, cuando eres organizada y puedes con el trabajo en el hogar y  trabajo fuera del mismo.

¿Qué decir de las suegras que arrebatan a críos a las nueras sin recato, o de las nueras que torturan a las abuelas sin volver a ver a sus nietos?

Difícil será el escenario, sino abrimos entre nosotras nuestras cajas de pandora con un ánimo de respeto y de encuentro, basta de rivalidades y envidias. A ningún buen puerto se llega cuando lejos de tejer se clavan agujas en el corazón y  el alma, de quienes se deben empatía. Somos inteligentes, visionarias, constructoras y solidarias, pero también podemos ser manipuladoras, chantajistas, hipócritas, sabemos dar donde más duele en la psique y en las emociones; basta de máscaras, la elección es nuestra.

Ayuda mutua, educación, progreso y finanzas entre mujeres es posible.  Una paz simulada nos ha llevado a un choque generacional entre féminas nada recomendable, ni guerra rosa, ni fuego amigo entre mujeres, avancemos todas ya. 

Mtra. Rocío Medrano

Especialista en Derecho Familiar

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